La princesa prometida
Te amo – dijo Buttercup -Se que esto debe resultarte sorprendente ya que lo único que he hecho siempre ha sido mofarme de ti, degradarte y provocarte, pero llevo ya varias horas amándote y con cada segundo que pasa, te amo más. Verás, hace una hora, creí que te amaba más de lo que ninguna mujer ha amado nunca a ningún hombre; media hora mas tarde, supe que lo que había sentido entonces no era nada comparado con lo que sentí después. Mas al cabo de diez minutos, comprendí que mi amor anterior era un charco comparado con el mar embravecido antes de la tempestad. A eso se parecen tus ojos, ¿lo sabias? Pues si. ¿Cuántos minutos hace de eso? ¿Veinte? ¿Serian mis sentimientos tan encendidos entonces? No importa. –Buttercup no podía mirarlo. El sol comenzó a asomar entonces a sus espaldas y le infundió valor-. Ahora te amo mas que hace veinte minutos, tanto que no existe comparación posible. Te amo mucho más en este momento que cuando abriste la puerta de tu choza. En mi cuerpo no hay sitio mas que para ti. Mis brazos te aman, mis orejas te adoran, mis rodillas tiemblan de ciego afecto. Mi mente te suplica que le pidas algo para que pueda obedecer. ¿Quieres que me arrastre? Me arrastrare. Por ti me quedare callada, por ti cantare, y si tienes hambre, deja que te traiga comida, y si tienes sed y sólo el vino árabe puede saciarla, iré a Arabia, aunque este en el otro lado del mundo, y te traeré una botella para el almuerzo. Si hay algo que sepa hacer por ti, lo haré; y si hay algo que no sepa, lo aprenderé. Sé que no puedo competir con la condesa ni en habilidades ni en sabiduría ni en atracción, y vi la manera en que te miró. Y vi cómo tú la miraste. Pero recuerda, por favor, que ella es vieja y tiene otros intereses, mientras que yo tengo diecisiete años y para mí sólo existes tú. Mi querido Westley…nunca te había llamado por tu nombre ¿verdad…? Westley, Westley, Westley, Westley…querido Westley, adorado Westley, mi dulce mi perfecto Westley, dime en un susurro que tendré la oportunidad de ganarme tu amor.
Dicho lo cual, se atrevió a hacer la cosa más valerosa que había hecho jamás: lo miró directamente a los ojos.
4 Comments:
JUAS! lo he copiado y se lo he mandado a dani, espero q no se crea lo de arabia, que ta muy lejos.... ejjejej ;)
Eso me suena de haberlo leido el sabado por la noche... ^^ Gran fragmento.
Jajaja, las dos con lo mismo. Sí, Gil-Galen, estoy leyéndolo. Muchas gracias por dejármelo.
(beso)
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